lunes, 3 de diciembre de 2012

TARTA PAVLOVA: ¿Australia o Nueva Zelanda?


TARTA PAVLOVA: ¿Australia o Nueva Zelanda?


El próximo año iré a Australia y para ir calentando motores nada mejor que ir probando un postre típico australiano: Tarta Pavlova; aunque los neozelandeses y australianos aun discuten después de casi un siglo sobre quien la inventó primero. ¡Además tiene unos colores muy navideños!



En lo que sí coinciden los dos países es en la inspiración de la tarta: Anna Pavlova, la famosa bailarina rusa. Un chef la vio y se inspiró en ella para hacer este delicioso postre; y la verdad es que consiguió hacer una tarta que pareciera un tutú, igualito que los que llevaba la bailarina. Muchos foros apoyan a los australianos ya que Anna Pavlova visitó Australia en 1926 y Nueva Zelanda en 1929.


“Usted no tiene que saber acerca de el ballet para disfrutarlo, todo lo que tiene que hacer es mirarlo” (Edwin Denby)


Tengo que confesar que nunca la había hecho antes y ni si quiera la había probado, por lo que ha sido un poco aventura, porque no sabes como tiene que quedar; aunque he aprovechado también el cumpleaños de la madre de mi novio (la palabra suegra es muy fea) ya que ella sí la ha probado y podía comparar. El resultado ha sido delicioso, aunque ahora os contaré en qué se puede mejorar.

Si os gusta las fresas con nata, os gustará la Pavlova, ya que los ingredientes principales son muy similares: frutos rojos y nata montada, entre otros. En cada libro, cada foro, cada blog… que he visitado, cada uno hace la Pavlova de una manera, yo he hecho un popurrí de todos y esto es lo que ha salido.


Ingredientes:

Para la base:
3 ó 4 claras de huevo (si son pequeños 4, si son grandes 3)
175 grs de azúcar

Para la nata montada: (si tenéis mucha prisa, a las malas podéis usar nata montada en spray, pero si la hacéis estará más rica)
275 grs nata líquida para montar
1 cuchara sopera de azúcar (o más… depende de lo dulce que os guste la nata montada)

Decoración:
375 grs de frutos del bosque (yo he usado frambuesas y moras, pero creo que con fresas también quedaría muy buena)
1 cuchara sopera de azúcar

     Elaboración:

Primero poned a precalentar el horno a 150ºC

Base: Separar las yemas de las claras. Las yemas se pueden tirar o guardarlas si se os ocurre aprovecharlas para otro postre. Echar las claras en un bol grande (yo uso la cacerola grande, así evito salpicaduras).
Para batir uso la siguiente batidora de doble varilla, aunque también podéis usar la batidora de una sola varilla y si ya sois muy valientes la manual.


Batir hasta que estén “a punto de nieve” o “hagan puntas” e ir añadiendo el azúcar, he aquí una frase que para las veteranas está claro pero para quien no ha montado claras en su vida no tiene ni la menor idea. Te pones a batir y las claras estarán listas cuando levantes la batidora (apagada por supuesto si no queréis ensuciar toda la cocina) y las claras se quedan tal que así:



Es decir, bastante sólidas, lo suficiente para que se queden con la forma que le das, es decir, haga una punta y no se baje. Como veréis, la magia de la cocina hace que unas tristes claras de huevo que no ocupaban mucho hayan aumentado de volumen “un huevo” y tengamos merengue.

Este merengue lo extendéis sobre un papel vegetal de horno (esos que son blancos). Hay dos formas de hacerlo, la rápida y con pocos recursos o la más elaborada; al final las dos están igual de buenas.

Fácil: extiendes con una cuchara haciendo un disco y guardas una cantidad para echar por el borde del círculo.
No tan fácil: echas el merengue en una manga pastelera, haces un disco haciendo espirales y luego haces pegotitos alrededor a modo de “muralla”. Ojo con la “muralla”, haced los montoncitos muy pegados, porque si entre algunos se queda un agujerito, luego se os colará por ahí la nata montada. Yo después de hacer las espirales las he extendido con una cuchara para que se quedara plana la parte central.


Una vez montada vuestra murallita, metéis el merengue en el horno a 130º durante 70 min y aquí está el truco retruco, yo he usado ese tiempo y esa temperatura, pero os recomiendo dejarlo dos horas, me quedó el merengue muy blando al poner la nota montada, solo estaban un poco crujientes los bordes y la gracia es que quede durito y crujiente, pero como era la primera vez preferí quedarme corta de “dureza” que pasarme y churrascarlo, porque cada foro, cada blog, cada web… tienen un tiempo y una temperatura. Es la receta con más variedad de temperaturas y tiempos de preparación que he visto nunca.

En lo que sí coinciden todos con unanimidad es que se tiene que enfriar dentro del horno, es decir, que cuando pase el tiempo apagáis el horno, pero no se saca el merengue.

Una vez que el merengue este frío hay que despegarlo del papel y ponerlo en la fuente que lo vais a servir. Aquí se me presentó un dilema… mucha gente que he leído comentaba que la dificultad estaba en despegar el merengue del papel de horno: se pega… se rompe… un largo etc… yo opté por no despegarlo y recortar el papel alrededor, así sólo existe la posibilidad de que se rompa cuando lo vayas a servir, pero te aseguras una buena presentación. Si sois valientes despegad el merengue y ponerlo en la fuente en que lo vais a servir.

Después hacéis la nata montada y la extendéis por encima. TRUCO para la nata montada: metedla 15 min en el congelador, cuanto más fría esté más fácil se montará.


Por último decorar con los frutos del bosque. Para esto tenéis dos opciones: lavarlos y echarlos por encima, o cocerlos unos minutos con azúcar en una cacerola. Si queréis la segunda opción cuando empiecen a soltar jugo apagáis el fuego y dejáis que se enfríen antes de echarlos por encima de la nata montada

Conservación: en la nevera (aunque durará poco...)


Y… voilà!, vuestra Pavlova está lista. El año que viene os contaré si se parece a una Pavlova australiana ;)






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